domingo, 31 de diciembre de 2017

ACÉRCAME LA LUNA...



Acércame la luna
dijiste aquella noche,
y yo como un pardillo
te di un espejo enorme;
estaba equivocado
la luna era tu norte
la otra, del espejo,
un marco que se rompe,
querías de ese cielo
la luz con su redoble,
la magia encantadora
con brillo multiforme;
pero eso, tan sencillo,
cambié por otro lote
la luna de un espejo
quebrada y algo pobre,
¡ay luna mi lunita,
no dejes que te toquen
las manos que una rosa
dejaron sin tu nombre! 

Acércame la luna,
yo quiero que me roce,
dijiste en un susurro
que fue como una orden,
y entonces, sin pensarlo,
nació aquel verso, en dónde,
buscaba por los cielos
las letras en desorden,
surgiendo mariposas,
nerviosos girasoles
estrellas diminutas
y sueños cegadores,
también llegué a la luna
y al baile de las doce,
un vals sobre las olas
dejaba sus acordes,
y allí nos detuvimos
en medio de los dioses,
las hadas continuaban
su juerga por el bosque.

"...Acércame la luna,
pidió un suspiro al joven,
y el hombre, presuroso,
creció y cumplió la orden..."

Rafael Sánchez Ortega ©
31/12/17

sábado, 30 de diciembre de 2017

ES DIFÍCIL SER HOMBRE...



Es difícil ser hombre y no quererte
aunque el niño se prenda en tu mirada
y se quede mirándote, embobada,
la pupila que no quiere perderte.

No sé bien que pudiera yo ofrecerte
por tener la respuesta deseada,
una hermosa sonrisa tan ansiada
y el placer de ese labio que pervierte.

Una vez me dijeron que la vida
era un tiempo que pasa en un momento
y en la misma discurre la partida.

Pero creo que el hombre tan sediento,
el que encuentra tu risa no te olvida,
aunque oculte su pena y su lamento.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/12/17

ME DIGO...



(Inspirado en un soneto de Marisa Lozano)

Me digo si he perdido la cabeza
al tratar de volver para encontrarte,
o es quizás la razón de no olvidarte
una espina que surge en la maleza.

No lo sé, ya no tengo la certeza,
de pensar y sentir con tanto arte,
aunque quede el rescoldo de tocarte
y aquel sueño del niño que te reza...

...Una estrella resbala por la cara,
estremece la sangre de mis venas
y confunde al cansado corazón.

Yo no sé quién la dijo que bajara,
removiera poemas y cadenas,
para hacer que dudara mi razón.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/12/17

viernes, 29 de diciembre de 2017

EL BESO AQUEL...



El beso aquel que me diste
me supo a miel, en el alma,
y fue más que una caricia
lo que tus labios dejaran;
fue pasión en ese encuentro
un fogonazo sin bala,
un suspiro retenido
que tu boca me pasaba;
pero ocurrió tan deprisa
que sentí, que en lontananza,
me llamaban otros labios
con candor, que envenenaban,
y me pasó que, confuso,
perdí el norte y la distancia,
y me olvidé de tu beso
por otros que me llamaban.

Quiero un beso de tus labios
y la miel que me brindaras,
aquel día, tan lejano,
con tu boca de gitana,
porque quiero revivirlo,
y enmendar así la falta
de encontrar el paraíso
que cambié por otras caras,
porque hay labios diferentes
que te ofrecen y te engañan,
con la fresa y las cerezas,
y susurros con la nata,
pero el beso que deseo
es de un labio que no amarga,
y que entrega, sin palabras,
lo que siente y lo que ama.

"...Aquel beso que me diste
hoy lo busco por la playa,
pues preciso de la brisa
y la miel tan deseada..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/12/17

SE FUE LA LUZ...



Se fue la luz
y volvieron las penumbras,
como en los viejos tiempos,
aquellos, que recuerdo con nostalgia
y con recelo.

Viejos días ya olvidados
de una infancia,
con bombillas que dejaban
unos hilos de esperanza
en la luz artificial que nos llegaba
cual milagro.

Se me viene a la memoria
los tremendos temporales
de esos años,
con las idas y venidas de la luz
en tantos cortes, sin aviso,
y que a veces se extendían
en las horas que pasaba,
lentamente, desgranando
los minutos,
los segundos,
y ese tiempo que se hacía
casi eterno.

Hoy he vuelto a recordar
aquellos días, ya lejanos,
en un siglo diferente
y unos años de pobreza
y de trabajo en los mayores
intentando recobrar la dignidad
en ese pan y su trabajo por los mares
y los campos,
con que calmar
a nuestras tripas revoltosas
y algo hambrientas.

Yo creía que ese ciclo estaba atrás,
y sin retorno, 
en un pasado ya caduco,
cuando anoche, sin aviso y sin pensarlo,
nos cortaron la energía,
en esta luz que nos alumbra,
en la fuerza que precisa la caldera
para darnos su calor,
en la plancha silenciosa
de la vitrocerámica, sin vida,
en la ducha que ofrecía, solamente,
el agua fría,
en los cables del pecé que parecían
telarañas dormitando,
en las velas y linternas
que tuvimos que buscar
y habilitar para poder andar
por casa.

Se fue la luz durante más de doce horas
y ya estamos en el siglo veintiuno.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/12/17

ES UN PLACER INVITARTE...



Es un placer invitarte y salir de paseo 
para ver ese "castillo de los deseos" 
que todos llevamos muy dentro, 
aunque ya sé que unos lo llaman biblioteca, 
otros museo y algunos quizás hasta sueños, 
pero yo sé, como tú, que ese "castillo" no es eso.

Me gustaría vendarte los ojos 
y llevarte por un camino secreto, 
para perdernos por él;
estoy seguro de que llegaríamos 
a una sala de madera con techos altos 
y largas estanterías cubiertas de libros. 
En ella parece que el tiempo se ha detenido 
para nosotros, 
porque está vacía y nadie nos molesta.

Entonces te quito la venda 
y tus ojos se acostumbran a ese sitio perdido, 
a ese lugar encantado y a ver y crear personas, 
estados que hasta entonces nunca habías imaginado.

Quizás en ese instante soy yo el que cierra los ojos 
y se recrea en viejos versos y poemas 
buscando en ellos el trono donde sentarte 
y el lecho donde depositar tu cuerpo. 
¡Sí, quizás es eso lo que pretendo!, 
dejar correr la fantasía y que sea libre, 
que piense en tu figura sentada en esa silla y ese lecho,
que ha formado la imaginación,
mientras yo estoy cerca y a tu lado, 
sintiendo y aguantando el deseo inmenso de abrazarte 
y de besarte mientras te leo unos versos 
que he escrito para ti.

Pero tú ves más allá de mis versos 
y sientes que algo dentro de tu cuerpo se agita 
y se excita, 
porque mi voz va calando 
lentamente en tu sangre 
y miles de mariposas empiezan a revolotear 
en tu estómago.  
Notas que el pulso se acelera, 
que la visión se nubla, 
que tus manos intentan abordar mi cuerpo 
y que sientes la necesidad de calmar esos temblores 
con caricias muy íntimas.

Yo me doy cuenta de todo lo que te pasa
y mi cuerpo también recobra el deseo y la lascivia 
mientras la sangre acrecienta su galope 
y la poesía que sale de mis labios 
va a los tuyos con un mensaje sugerente y provocador 
que raya en la locura.

Hay fuego y lava en nuestros cuerpos 
y una pasión creciente en nuestras almas. 
Mis versos te provocan y te hacen estremecer. 
Te veo desnuda y siento como tus ojos 
me desnudan a la vez. 
Recorres con ellos mi cara, mis brazos,
mi espalda, 
acaricias mis hombros con tus dedos
y dejas que tus labios
recojan un suspiro de mi pecho; 
entonces sientes como algo, dentro de mí, se altera 
y notas que mi alma cobra vida 
y tú la animas para que siga viviendo, 
para que mis labios muerdan los tuyos
y te digan en silencio que te quiero
y que te amo. 

Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/17

jueves, 28 de diciembre de 2017

YO NO ATARÉ TUS ALAS...



Yo no ataré tus alas a mi sino
ni intentaré que vueles enjaulada,
siguiendo los albures de un destino
y una pasión tan yerma y escarpada.
Prefiero que prosigas tu camino
y busques la caricia deseada...
Yo apartaré las nubes de tu frente
para evitar la lágrima naciente.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/12/17

OPRIME EL CORAZÓN...



Oprime el corazón una tristeza profunda.
Hay soledad y silencio.
Si miro atrás veo sombras detenidas.
Alrededor una niebla espesa
impide continuar el camino.
Avanza la tarde y se acerca la noche.
El dolor desgarra el alma.

Hoy entiendo lo que es la soledad,
el silencio prolongado 
y no buscado,
la falta de alegría en el ambiente,
la ausencia de risas y carreras infantiles,
la nota diferente que ofrecían aquellos ojos,
cansados de mi madre,
la melodía de los labios amados
con su voz en la distancia,
las luces de fiesta poniendo su nota
y distintivo a estos días,
la ilusión de mi corazón por reunirnos,
                                                             todos, 
en estas horas únicas del año
y, así, sentirnos más cerca...

Pero hoy la soledad y el silencio
son la nota de tristeza que me rodea.

Quisiera llorar pero no debo ni puedo.
Quisiera correr y huir, 
partir hacia otros lugares,
marchar lejos de esta realidad 
y estas fechas,
pero no es lo sensato y debo asumir 
que todo ha cambiado,
que ella ya no está,
que los demás ya no vendrán,
que los niños respetarán el silencio
que yo, ahora, quisiera romper y quebrar
en mil pedazos,
para que cada uno siga su vida,
igual que yo debo de seguir la mía...

Pero me duele el alma y debo de gritarlo,
debo decirlo,
debo escribir 
                     y hablarte 
                                    y hablarme.

Debo decirte que mi corazón sangra
y que la herida no está cerrada,
que me falta el aire
y que los suspiros van en aumento
ante esta tristeza que llega, 
                                          aprieta,
y atenaza el corazón con ese nudo
que trazaron tus dedos.

Pero debo escribir, 
                             gritar, 
hablarle al viento,
al cielo y a cualquiera que me mire,
aunque me tomen por un loco,
y debo hacerlo, 
                        para no ahogarme, 
en este círculo cerrado
donde ahora me encuentro
y porque la poesía y la vida
me lo exigen y precisan
con el galope incesante
de la sangre por mis venas
que quiere desbocar 
y dar un nuevo aliento y esperanza
a mi viejo y cansado corazón.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/12/17

LLEGA DEL MAR...



Llega del mar el nordeste
con la brisa delicada,
que acaricia mis mejillas
y con premura las raspa,
para luego deslizarse
por los cabellos y espalda
entregándome su abrazo,
restañándome las lágrimas,
acelerando el latido
de este pecho que cabalga,
con la sangre impetuosa
por recobrar la esperanza,
en las fiestas que se acercan,
la Navidad tan ansiada,
que a los niños y mayores
nos invita y nos reclama.

Rompe una estrella, la noche,
y parpadea lejana,
pues va dejando su estela,
la claridad y templanza,
a los pastores y magos
que hasta Belén van de marcha,
para ofrecer los presentes,
los regalos y las dádivas,
al Niño que allí ha nacido,
con un brillo en la mirada,
de María, que es su madre,
entre el pesebre y la paja,
en esta noche de invierno
y en medio de la nevada,
con un mensaje en sus labios
del Amor y la Palabra.

Por eso quiero que suenen
los tambores y las gaitas,
los rabeles y ocarinas,
los violines y guitarras,
y todos los instrumentos
que nos anuncien la danza,
por este niño nacido
con la sonrisa en el alma,
que transmite y nos entrega
una paz y una templanza,
serenando corazones,
taquicardias elevadas,
y hasta haciendo que los hombres
tranquilicen hoy las armas,
y se olviden por un tiempo
de las guerras y las balas.

Ya sé que es una utopía
y que el nordeste es la llama,
que enciende los corazones,
en estas fechas sagradas,
cambiando los escenarios,
los personajes, las sagas,
los minutos y segundos
de serenar las miradas
y proclamar que es posible
el compartir las migajas,
de este mundo en que vivimos,
y esta tierra que es la casa,
de los hombres y mujeres,
en continentes y razas,
porque en Belén ha nacido
este Niño de los parias.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/12/17

miércoles, 27 de diciembre de 2017

BUENOS DÍAS, CONCIENCIA...



«Ave, Caesar, morituri te salutant»
(Salve, César, los que van a morir te saludan)

Buenas días conciencia.

Ahora que acaba el año
y se entierran las ilusiones,
ahora que se marcha el otoño
y llega el largo invierno y la nieve,
ahora que los campos amanecen mojados
y los pajarillos no se ven en las ramas
de los árboles,
ahora que los mortales brindamos en las fiestas
y los poetas buscan rescoldos en el alma,
ahora sí, ¡es ahora, conciencia!
cuando paso a tu lado y te saludo.

Beberé contigo el licor 
que guardaba en mi corazón
y compartiré, también, mis confidencias.
Lo haremos en ese juego de copas especiales
que compré para la ocasión,
esperando que unos labios singulares
se posaran en ellas,
como si fuera entre mis labios.

Y lo haré sin temblar ni dudar,
dejando a un lado los momentos
de fracaso,
aquellos en los que una moral cristalina
me hizo vacilar,
ser prudente en demasía,
y dejar las palabras ahogadas en la garganta
mientras un suspiro escapaba de mi boca.

Luego arrojaremos las copas a nuestras espaldas
y escucharemos el ruido del cristal
al romperse.

Será en la noche que llega tras el día,
y la saludaré.
La saludaremos.

Te presentaré a la amiga y conocida,
que ha vivido a mi lado desde siempre,
y que su interés por mí ha sido tan excelso
que incluso ha llegado a axfisiarme
con sus consejos, precauciones,
con las advertencias veladas
y con ese sinfín de recomendaciones
que siempre me ha dedicado.

Pero esta vez será diferente.
Esta noche quiero que sea distinta.
Quiero romper las amarras de la moral,
quiero caminar por las aceras y las calles
sintiéndome libre,
quiero buscar en las cloacas de la vida
esa flor abandonada que alguien tiró,
esos pasos vacilantes del beodo
y del mendigo,
esas sombras que protegen al cobarde,
esas luces navideñas que se ofrecen
a los niños,
esa luna que se esconde entre las nubes
persiguiendo a las estrellas
y ese cuento que se escapa de algún libro
y no sé cómo atraparlo.

Buenas noches conciencia.

Mañana será otro día.
Habré dormido y empezará el invierno,
no sé lo que me traerá el nuevo día,
ni me importa,
sé que puedo reír o llorar,
que puedo ganar o perder, si es que apuesto,
aunque lo más fácil es que no haga nada,
pero no por seguir tus consejos,
sino porque me da la gana.

Al final, es posible que te salude,
aunque no te lo prometo.
Ya ves, estas son las ventajas
de tener una "conciencia tranquila"
y de saber que, ahora, puedo querer y amar
sin tener que preguntarte,
y también puedo escuchar la respuesta del viento
y el silencio,
cuando lleguen cada día,
con su abrazo y su mensaje, sin palabras.

Buenos días conciencia, ó buenas noches...

Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/17 

ALGO DE MÍ...



Quiero que sepas algo de mí.
De sitios y lugares que he visto.
Te diré que todo lo siguiente es cierto
aunque sólo te mostraré
unos cuantos rincones.

He subido a la cima del Monte Perdido.
He paseado por los Jardines del Generalife.
He recorrido las calles de Salzburgo.
Toqué las aguas del lago Costanza.
Escuché las campanadas de la iglesia
en Lourdes.
Recorrí parte de las cañadas Reales
en Gredos.
Me bebí una coca-cola en Valladolid.
Tuve frío en Los Picos de Europa
y calor en el Jerte.
En resumen, lo pasé muy bien,
disfruté, y lo plasmé en fotos
que conservo.

Pero te diré algo más:
De todos estos sitios y viajes,
prefiero el que hice 
entre tus brazos,
en mis sueños.
Ese es mi viaje preferido,
que guardo celosamente,
y que nunca olvidaré.

Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/17

ESTÁ LLOVIENDO...



Está lloviendo.
Me gustaría salir 
a caminar bajo la lluvia.
Dejaría volar la imaginación.
Intentaría buscarte,
pensaría,
soñaría...

Sería hermoso
encontrar tu cuerpo
entre la lluvia.
Te cubriría con mis brazos,
te taparía con mis alas,
te llevaría hasta el pórtico,
cercano, de la iglesia,
y allí te secaría
con mis besos.

Está lloviendo, sí,
precioso día para soñar,
para pensar,
para sentir
y para cerrar los ojos esperando,
que al abrirlos,
los sueños
se conviertan en utopía,
y estés aquí,
a mi lado,
con la lluvia,
sintiendo mis latidos,
compartiendo mi silencio,
buscando, en lo alto,
esa estrella que se oculta
tras las nubes y la lluvia.

Está lloviendo
y escribo todo esto,
porque sí, 
porque la lluvia me inspira
y porque te quiero.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/12/17

martes, 26 de diciembre de 2017

SE PASAN LOS DÍAS...



Se pasan los días, también las semanas,
las hojas marchitas no florecerán,
se visten los campos de un gris de ceniza
y el trigo en la aldea se cambia por pan.

Las fechas transcurren con lenta tristeza
y en ellas la brisa me besa al pasar,
me anima y me abraza, también me susurran,
palabras silentes de eterna bondad.

No sé lo que pasa ni sé lo que ocurre,
el pecho se agita y me siento fatal,
me quema el aliento, la sangre en las venas
cabalga alocada buscando la paz.

Yo busco la risa y la paz de tus ojos,
la eterna caricia que sé que vendrá,
ya sé que la llevas guardada en el alma
cual rosa temblando robada al rosal.

¡Qué triste está el mundo plagado de envidias
que solo conducen y llevan al mal!,
¡Qué pena de niños con ojos azules
ansiosos de vida, de luz y verdad!

Si acaso existiera la mano tendida,
del hombre hacia el hombre queriendo cambiar,
el pan por el hambre, la paz por la guerra,
las cosas serían distintas sin más.

El mundo vería distintos los días,
mañanas y tardes de bien y sin mal,
los niños tendrían sus juegos tranquilos,
también soñarían con playas y mar.

Un día cualquiera, en la eterna utopía,
entrando el invierno, vendrá Peter Pan,
a estar con los hombres que antaño eran niños,
creando la isla del Nunca Jamás.

Y así quedarían los hombres aquellos,
canijos, bajitos, con garbo y con sal,
hermanos de sangre sin patria y fronteras
tan solo viviendo la fiel realidad.

"...Se pasan los días, también las semanas,
yo sé que la vida transcurre y se va,
y sé que los sueños son flores marchitas
del alma que, un día, nació para amar..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/12/17

A VECES SE PIENSAN COSAS...



A veces se piensan cosas
que molestan y que ofenden
y así pensamos un día
en Jesús y en su chupete,
porque en Belén, considero,
que hubo un niño en el pesebre
y que chupaba una rosa
"y otra cosa", por la leche,
la primera es ese pecho,
tan divino y sugerente
de María, como madre,
alimentando a su peque,
la segunda es ese otro
instrumento que conmueve,
el chupete misterioso
que me ronda por las sienes.

Yo no sé si existiría
el chupete sugerente,
y se pondría en los labios
de los pequeños y nenes,
pero rondó mi cabeza
este detalle tan breve,
y esa pregunta me hice
sin que nadie la conteste,
porque a Jesús se ha pintado
en la cuna y entre jueces,
adornando y soportando
aquel misterio solemne,
el de nacer por amor, 
el de morir, finalmente,
tras redimir a los hombres
por la manzana y serpiente.

"...A veces se piensan cosas,
de esos momentos tan breves,
los instantes de la cuna
y unos labios sin chupete..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/12/17

LLEGÓ EN SILENCIO LA NOCHE...



Llegó, en silencio, la noche,
se extendió por la almohada,
me cubrió con suave manto
sobre el colchón de mi cama,
y yo le dije que no,
que prefería una cara
acompañada de cuentos
y la voz, precisa y clara,
de la lunita que arriba,
en el cielo me cuidaba
y me decía mil cosas,
todas ellas sin palabras,
aunque el mensaje venía
en los rayos que enviaba
y en la caricia sublime
de su mano delicada.

Porque su mano invisible
y esos dedos de gitana
tienen algo muy divino
y un componente de magia,
un cosquilleo sin nombre,
como el suspiro de un hada,
y ese temblor, agridulce,
de la silueta en la playa,
cuando se estira y se encoge
entre las olas y el agua
para mirar los destellos
de las estrellas lejanas,
por eso duermo, sin miedo,
con esta luna de plata
que me comparte secretos
en otra noche encantada.

"...Llegó, en silencio, la noche,
y la luna a mi ventana,
para acunarme en sus brazos
y susurrarme una nana..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/12/17

lunes, 25 de diciembre de 2017

NO SÉ SI DEBO MOVERME...



No sé si debo moverme
y dar pasos sin sentido,
o guardar, tras de la lengua,
en función de lo que he visto,
los detalles y sucesos,
que llevaron hasta el nicho,
al Quijote y su caballo
promotores del escrito.
Y es que andando por la Mancha
me encontré con un testigo,
mal calzado y bien dispuesto
y en los labios el pitillo,
que buscaba en el otoño
esas huellas y el destino
de leyendas y juglares
que se citan en los libros,
pero nada en su petate,
ni tampoco en los bolsillos,
contenían las reliquias
y esos versos de que digo.

Las albarcas cantarinas,
los ausentes pajarillos,
las ceñudas amapolas,
(hoy lejanas como el trigo),
eran ecos muy lejanos
de otros tiempos que se han ido,
de momentos y de sueños
de poetas y mendigos,
porque puede que en la Mancha
existieran estos hijos
de la tierra y de las mentes
de aldeanos y vecinos;
aunque nadie los recuerda
y parece que hay olvido,
del Quijote y Rocinante,
Dulcinea y los molinos.

Yo no sé si es el cansancio,
y es por ello que desisto,
de buscar, en la ignorancia,
más allá de los suspiros,
las leyendas e invenciones,
las tragedias y los mitos,
los romances de colores
y hasta el canto de los grillos,
por las tierras soñolientas,
por las Ventas y entre el vino,
por cañadas imperiales
y en los cauces de los ríos,
a las piedras singulares
que escucharon los aullidos,
y hasta el paso de jamelgos
si es verdad como está dicho.

"...No sé si debo moverme
porque estoy un poco frito,
de luchar con la pereza
y Quijotes sin sentido..."

Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/17

SUENAN CON FURIA...



Suenan con furia las aguas
y las piedras de los ríos,
se levantan y dan vueltas
en feroces remolinos,
como gritos de batallas,
como balas y silbidos,
de metralla y de cañones
destrozando los plantíos,
pero el agua que ahora suena
es por culpa del granizo
de la lluvia y de la nieve
y el deshielo que ha fundido
los curtidos corazones
y con ellos los suspiros
que murieron en los labios
por carencia de latidos.

Suenan también las campanas
y los ojos de los niños,
ya se alegran e iluminan
con un tono repentino,
porque esperan y desean
el juguete prometido,
la caricia seductora 
el regalo con el guiño
y esos día de descanso
del colegio y de los libros,
porque llegan vacaciones
y los sueños están listos,
para hacerse realidades
y alterarles los sentidos,
como a ellos y a sus padres,
aunque canse repetirlo.

"...Suenan los versos de plata
del poeta, y en los libros
ya se alteran las palabras,
por los siglos de los siglos..."

Rafael Sánchez Ortega ©
14/12/17

domingo, 24 de diciembre de 2017

HAGAMOS UN REPASO A LAS MANÍAS...



"Hagamos un repaso a las manías",
nos dijo el profesor con aire fresco,
y entonces nos rascamos la cabeza
tratando de aportar al mamotreto:
manías sibilinas y perversas,
manías que conducen al infierno,
manías rebuscadas y sutiles
y aquellas que causaron buen provecho.

Confieso que yo tengo mil manías,
(algunas que las tuve, y ya no tengo),
quedando las manías singulares
que luego, dentro de un rato, os diremos.

Maniático fui yo de las melenas
quizás porque la moda estaba en eso,
dejarse los cabellos bien colgando
y hacer tirabuzones con los sesos.
Maniático de largos pantalones,
incluso de bigotes y quevedos,
quizás porque la moda y la estulticia
mandaban en el reino de los feos.

Maniático también de las morenas,
y luego de sus labios y sus besos,
a cambio me ofrecían calabazas
los ojos tan vivaces y tan tiernos.
Maniático de rubias sin fronteras
llegadas del nordeste friolero,
Europa las mandaba los veranos
en busca de donjuanes soñolientos.

Manías de volar entre las nubes
rozando con mis manos a los cielos,
si acaso todo fueron ilusiones
plasmadas en las letras de los versos.
Manías de comer entre las horas
los platos y manjares suculentos,
ganando de mi madre la palmada
y un plato volador que bien recuerdo.
Manías de negarme con la sopa,
tomar el vaso de agua medio lleno,
pelarme las naranjas con la mano
y hurgarme las narices sin pañuelo.
Manías de comer el bocadillo,
compuesto de jamón y algo de queso,
con miel y mantequilla que mezclaba
y un poco de turrón de caramelo.

Manías de sentarme por los prados
manchando el pantalón tan peripuesto,
y todo por mirar a los gorriones,
que Bécquer nos dejara, tan contentos.
Manías de buscar en los bolsillos,
las llaves y carteras con pañuelos,
sintiendo que los mismos se estiraban
y haciendo más profundos sus cimientos.
Manías de buscar en la ensenada
los peces que llegaban a los puertos,
queriendo devolverlos a la vida
y ser el Peter Pan de los enfermos.


***

Hoy tengo otras manías singulares
las mismas de los tontos y los lelos,
(decimos lo de tontos por los locos
y lelos lo cambiamos por los memos)

Manías de vivir el día a día,
de ver y de mirar a los recuerdos,
viajando en el pasado y el presente
a un mundo singular y que no anhelo.
Manías de seguir siempre adelante,
de andar y de subir con pie derecho
los altos escalones de la vida
que llevan al amor, en el que creo.
Manías de pasarme por los labios
la lengua, por el beso de los vientos,
estando muy atento a las canciones
que deja en mis oídos sus arpegios.
Manías de quedarme en las mañanas
cubierto por las sábanas del lecho,
planchadas, con olor a suavizante,
y haciendo los minutos más extensos.
Manías de tener los calzoncillos
con rayas, y que vayan bien parejos,
con unos calcetines estirados
y siempre, bien planchados, por supuesto.
Manías de que tenga bien cerradas
las puertas del armario, donde duermo, 
es algo que no puedo tolerarlo
pues sumo corderitos hasta adviento.
Manías de tomarme los yogures
sin una cucharilla y revolverlos,
los pico y los agito por la base, 
y luego, simplemente, me los bebo.
Manías de leerme los periódicos,
(y ver en los finales, lo más cierto),
aquello que carece de importancia
para el loro y político del pueblo.
Manías de contar los corderitos
que cruzan por la noche los senderos,
en cuentas que no empiezan y terminan
y son la solución de los desvelos.

Manías y manías, simplemente,
su fila interminable va saliendo,
algunas se me olvidan y se apagan
y en otras se presentan al momento.
Por eso las manías que ahora exhibo,
son fruto de la mente, y el cerebro
mastica lentamente cada una,
dejando sus perfiles como un sello.
Manías de mirar a una persona,
de hablar y de charlar con compañeros,
de estar participando en las tareas
y luego compartiendo sus silencios.
Manías de reír sin tener ganas,
manías de llorar mirando al suelo,
manías de jurar, sin saber cómo,
manías de acabar este tormento.

"...Hagamos un repaso a las manías",
(nos dijo en una tarde José Pedro),
y aquí van, unas cuantas que han salido,
así, de carrerilla y porque quiero..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/17