jueves, 26 de enero de 2012

RESPETA, SI ES POSIBLE, MI SILENCIO...


Respeta, si es posible, mi silencio
y deja que se duerman tus palabras,
no busques de mis labios que te digan
aquello que tú piensas y reclamas.

Cóncedeme el derecho del silencio
marcado por el tiempo y la distancia,
no mires a mis labios temblorosos
tratando de saber eso que callan.

La vida se compone de momentos,
instantes que se viven y se pasan,
en ellos se suceden muchas cosas
algunas no tan buenas y otras malas.

No busques el silencio en los rincones
ni trates de encontrar sus telarañas,
seguro que en tu vida tú las tienes
ocultas tras las puertas de tu alma.

Por eso yo te invito a que me sigas
y escuches a las olas en la playa,
en esa melodía silenciosa
que forman las mareas y resacas.

Seguro que allí encuentras lo que buscas
cubierto del salitre de las algas,
la eterna sensación de los ausentes
y el dulce escalofrío del que ama.

Preguntas retenidas en el pecho,
suspiros de los labios que temblaban,
susurros silenciosos en la noche
marchando a las estrellas y la nada.

No puedes comprender que mi silencio
es fruto del otoño y de la escarcha,
quizás por no haber visto en el camino
la rosa del verano marchitada.

¡La rosa con sus pétalos granates,
la rosa con candor que tanto amaba!
...La rosa que cortada por mis dedos
un día ya lejano te entregara.

La vida se compone de fragmentos,
pequeñas partituras sin escalas
sonidos que discurren y se pierden,
cual notas por el aire desoladas.

No puedo yo pedir de ese concierto
respuesta a los violines y las arpas,
tampoco a la batuta que interpreta
el tierno escalofrío de esa danza.

"...Por eso yo te pido ese respeto
dejando que el silencio duerma en calma,
ajeno a las respuestas que le exigen
tus labios a mis labios sin palabras..."

Rafael Sánchez Ortega ©
26/01/12

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