lunes, 19 de diciembre de 2011

DÉJAME QUE TE MIRE...


Déjame que te mire
con los ojos cerrados,
con la cara dormida,
y tus labios temblando.

Tienes paz en el pecho
y descansan tus párpados,
yo quisiera besarte
y tomarte las manos.

Pero sé que no debo
alterar tu letargo,
y por eso te miro
y te sueño y me callo.

Cinco letras tu nombre
como un eco lejano,
cinco letras y un verso
para ti de regalo.

Siempre esperas paciente
sin pedir nada a cambio,
con la eterna sonrisa
y el suspiro velado.

Ondulaban las olas
en tus ojos castaños,
y también las sirenas
que pasaban cantando.

Fuera sopla el nordeste
y la brisa de mayo,
ella roza tus ojos
y tu cuello tan blanco.

Igualmente a tu cuerpo
le estremece un abrazo,
y musitas un nombre
sin poder evitarlo.

A pesar del silencio
yo persigo tus pasos,
y tus labios divinos
porque quiero besarlos.

...He llamado a tu puerta
y te vi en el retrato,
y mis dedos inquietos
un poema trazaron.

Hoy tu nombre pronuncio
y lo escribo y lo guardo,
en el viejo cuaderno
con recuerdos de antaño.

Y aquí está, en el poema,
es tu nombre anotado;
yo lo sé y lo pronuncio
con los ojos cerrados.

"...Déjame que te mire,
es hermoso este rato,
tú descansas y sueñas
con los labios temblando..."

Rafael Sánchez Ortega ©
19/12/11

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