miércoles, 30 de noviembre de 2011

EN UN LUGAR DEL MUNDO...


En un lugar del mundo,
perdido en no sé dónde,
vivía una ranita
cantándole a los hombres.

Cantaba a los viajeros,
cantaba a los pastores,
y luego, por las tardes,
al sol que ya se esconde.

Un tierno cervatillo
al río bajó noble,
buscaba refrescarse
del día y los calores.

Buscó en aquella charca,
su hocico sin razones,
y un canto le detuvo
saliendo de las flores.

Allí estaba la rana
cantando sus canciones,
diciendo adiós al día
pues viene ya la noche.

Las sombras tan serenas
que llegan a los bosques,
la noche con su manto
de estrellas y colores.

Y el dulce cervatillo
marchóse hacia los robles,
en busca de las hadas
sin dar explicaciones.

Llevaba en su recuerdo
sonidos y recortes,
de ranas y de charcas
dejándole sus voces.

Atrás quedó la rana,
ranita sin relojes,
ajena a todo esto,
al tiempo y los valores.

Quedóse con su charca,
el río y los acordes,
la noche suple al día
volviendo las pasiones.

"...Tu eterna melodía,
ranita no la entones,
no quiero que en mi alma
renazcan más amores..."

Rafael Sánchez Ortega ©
30/11/11

martes, 29 de noviembre de 2011

HE TRATADO DE DARTE MIS CARICIAS...


He tratado de darte mis caricias
a pesar de tu gesto y de tu enfado,
yo no sé porqué estabas enfadada
pues tenías tus manos en mis manos.

Pudo ser el cansancio de tu cuerpo
tras andar por senderos en el campo,
o quizás un dolor de la cabeza
por el sol tan ardiente soportado.

Nada sé, porque nada me dijiste,
aunque tuve a tu cuerpo entre mis brazos,
y mis dedos rozaron tus cabellos
y también tus senderos y altiplanos.

Un suspiro salido de tu pecho
vino a mi, pronunciado de tus labios,
más no dijo una frase coherente
aquel dulce susurro tan velado.

Yo insistí en ofrecerte mis caricias
y borrar de tu rostro tanto enfado,
no quería una rosa marchitada
ni un clavel que te hiciera tanto daño.

Pero tú, soñadora empedernida,
con tus sueños volabas ya muy alto,
hacia el cielo de luces y de estrellas
a buscar el cometa tan ansiado.

Allá arriba se encuentra el infinito,
ese mundo de vivos y de extraños,
donde suena la música sin nombre,
donde escriben los dioses sus relatos.

Y sentí la caricia diferente,
el binomio de dioses y de astros,
en el alma prendida de mi cuerpo
con el eco sereno de tus pasos.

Y así fue que alcanzando tu mirada
una brisa en tus ojos fue el regalo,
una frase surgida en un susurro
de la fuente de un pecho enamorado.

Porque quiero entregarte mis caricias
y a los vientos gritarles que te amo,
y que el mundo presencie la locura
del amor que rebosa en mi costado.

Rafael Sánchez Ortega ©
29/11/11

SOBRE EL CAMPO ARAÑADO DE CASTILLA...


Sobre el campo arañado de Castilla
se levanta una iglesia castellana,
hay un algo especial que maravilla
al mirar esta estampa tan lozana.

Es el brillo especial de la gavilla
custodiando la iglesia un tanto anciana,
¡qué precioso es el campo y la capilla
y el doblar cada tarde la campana!

Pero el campo es trabajo y sufrimiento
y en la iglesia se reza y se descansa.
Unos piden a Dios por sus pecados
y otros piden el fruto del sarmiento.
Una paz se desprende y se remansa
entre el campo y la iglesia enamorados.

Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/11

lunes, 28 de noviembre de 2011

YO QUISIERA ALCANZAR LA FANTASÍA...


Yo quisiera alcanzar la fantasía
y volver a los sueños de colores,
a esos ratos tan tiernos e infantiles
discurridos en calles y salones.

Porque el tiempo paró en aquel momento
y los años dijeron mil adioses,
y bajaron del cielo mariposas
a buscar ese néctar en las flores.

Yo retengo aquel tiempo en mi retina
y lo busco detrás de los balcones,
en ventanas cerradas y tras ellas
ese dulce tic-tac de los relojes.

Eran tiempos de juegos y alegrías,
con sonrisa en los labios soñadores,
la inocencia surgía de las almas
con la risa guardada en los arcones.

Y aquel tiempo recuerdo y no lo olvido,
hay en él el candor de los alcores,
esa luz tan dorada del otoño
que nos dejan mil cuadros y sabores.

Al final un suspiro se me escapa
y hasta escucho a campanas dar las doce,
es la hora sublime de los cuentos
de la magia del príncipe y del broche.

Hasta veo a la bella cenicienta
con su blanco vestido y con su escote,
y la veo marchando muy deprisa
olvidando el zapato en esa noche.

Es por eso que quiero fantasías
recobrar ese mundo de favores,
revivir, verso a verso, sus poemas
para amar y querer sin condiciones.

Porque amar es premisa de los niños
y también de poetas y mayores,
y se busca el amor en todas partes
como buscan las rimas los gorriones.

...Una voz clama fuerte en la mañana
en la escuela, con ritmo monocorde,
es la regla del seis, la que resuena:
"seis por una es seis, seis por dos son doce..."

Rafael Sánchez Ortega ©
28/11/11

domingo, 27 de noviembre de 2011

VOY A DEJAR QUE EL SILENCIO...


Voy a dejar que el silencio
lleve la paz a mi alma,
para que nadie la altere
mientras se duerme y descansa.

Es el silencio un tesoro
con un puñal que te mata,
todo depende de dónde
ese silencio se clava.

Unos lo buscan sin miedo
otros lo evitan y callan,
porque el silencio equivale
a una resaca del arpa.

Guarda las cuerdas sus notas
en esta noche que pasa,
pero no olvidan y sienten
este silencio que extrañan.

Porque el silencio que llega
es mucho más que una pausa,
es la batalla perdida
sin derramar una lágrima.

Pero yo quiero el silencio
para sentir esa calma,
donde los ángeles sueñan
con las estrellas de plata.

Rafael Sánchez Ortega ©
27/11/11

sábado, 26 de noviembre de 2011

PARA GANAR EL CIELO NO ES PRECISO...


Para ganar el cielo no es preciso
saber de matemáticas y física,
tampoco de gramáticas y verbos
y menos intentar ser un políglota.

Quizás si preguntamos a los ángeles
nos den esa respuesta tan sencilla:
"el cielo no se gana con dinero
si acaso regalando mil sonrisas"

Sonrisas que se ofrezcan en las calles
y lleguen a las almas que palpitan,
a niños que se bañen en las playas
en medio de las olas cantarinas.

Sonrisas a los hombres que trabajan
y marchan de mañana hacia el travía,
con cientos de problemas en su frente
y un halo en su mirada entristecida.

Sonrisas a la madre y a la esposa
que cumple su tarea cada día,
también con las arrugas en la cara
producto del cansancio y la fatiga.

Sonrisas enviadas al abuelo
que cuida de la anciana viejecita,
aquella que hace años nos neara
y ahora, casi casi no cabila.

Sonrisas para el mundo de los locos
que trazan con su pluma poesías,
no saben que este mundo tan sensible
es causa de tristezas y de heridas.

Sonrisas para todos, sin dudarlo,
pues todos necesitan la caricia,
el labio tembloroso que les deje
el roce inmaculado de la brisa.

La brisa rescatada de los labios,
(el sueño de la tierra prometida),
es justo la escalera hacia lo alto
y el premio de ese cielo y la alegría.

Rafael Sánchez Ortega ©
26/11/11

viernes, 25 de noviembre de 2011

NO PUEDO CORAZÓN, QUERERTE TANTO...


No puedo corazón, quererte tanto,
la carga de tu peso es agobiante,
quisiera ser el niño y el amante
aliviando a tus ojos de su llanto.

Quisiera ser el hombre malherido
marchando de regreso hacia la nada,
por culpa de la flecha envenedada
salida de aquel arco de Cupido.

Quisiera ser el hombro, simplemente,
donde tú, reclinaras la cabeza,
la mano que leyera la pureza
de ese cuerpo precioso y tan ardiente.

...Pero soy el amante que te quiere,
el enfermo febril con calentura,
el que busca tu seno con dulzura
suspirando por ti, porque se muere.

Y por eso retorno a mi pasado
a ese mundo de sueños infantiles,
dondo suenan y rompen los buriles
en la roca del pecho enamorado.

Es por eso mi amor que ya no puedo
retener y añorar a tu figura,
porque siento en el alma la locura
y no quiero sufrir con tanto miedo.

...No puedo corazón, y tú lo sabes,
no te puedo querer como quisiera
una carga me marca la frontera
y me voy con mis sueños con las aves.

Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/11

HOY ES JUEVES.


Hoy es jueves, porque lo dice el calendario
y lo más importante, porque también tú lo dices...


Sé que hoy hace un buen día y no llueve,
aunque hace un poco de frío que, en la mañana,
se ve reflejado en la helada del suelo
y en el manto blanqueado del campo
que despierta, tímidamente, con los primeros
rayos de sol.


...Pero, ¿puedo darte un consejo?
¿Puedo pedirte una cosa...?


Anda, sonríe,
mira por la ventana y busca el cielo azul.
Hoy luce el sol para ti,
para mi y para todos los que nos rodean.


El sol, la luz, el amor, la fantasía...
Dejémosles volar y que ellos
nos embriaguen con su danza y sus cabriolas.
Disfrutemos de estos segundos maravillosos
y no pensemos en los que vendrán después,
porque esos aún no forman parte del presente.


Tampoco juguemos con las palabras
y menos con las métáforas.
Hagamos que hablen las miradas,
que hablen nuestras manos,
que hablen nuestros ojos,
que hablen nuestros labios y digan ese nombre
silencioso que se escapa de los mismos.


"Vivamos" en una palabra y "gocemos de la vida",
porque la vida es algo que no tiene adjetivos
ni vestidos,
es este momento de ahora,
el que estamos sintiendo en este instante,
el que roza nuestros dedos mientras ellos
pulsan el teclado,
es esa brisa invisible que mueve los cabellos,
la que susurra en nuestros oídos
unas palabras esperadas con un nombre,
la que hace latir más aprisa el corazón
y hasta nos hace llegar el sonido de
la campana interior de nuestra iglesia,
para acudir a ella,
a ese corazón que nos llama y nos reclama,
a esos acantilados donde se estrellan las olas
de la vida y donde el bígaro entona
el canto del cortejo ajeno a todo lo que le rodea
y empapado en salitre.


Por eso pido que sonrías
y por eso te doy este consejo,
para que la vida también te sonría
y para que tu sonrisa me contagie,
entre el vuelo de las mariposas,
el sonido de las olas al llegar a la playa,
en medio de esas bambalinas de colores
y en esa procesión inacabable de la resaca
con la arena y las algas que despiertan los sentidos.


Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/11

jueves, 24 de noviembre de 2011

EN SILENCIO HA QUEDADO LA NOCHE...


En silencio ha quedado la noche
y también hay silencio en el alma,
nada rompe la paz de los campos
ni el descanso en el mar de las barcas.

Yo te busco quizás en los cielos
cuando sigo la estela lejana,
cuando miro la estrella furtiva
y la luna con manto de plata.

Y me duermo, soñando contigo,
añorando tu brisa tan cálida,
ese beso que llega y subyuga
recorriendo mi cuerpo al que abrazas.

Eres tú fiel nordeste querido,
ese viento sin voz ni palabras,
el que viene, susurra y se aleja
a buscar otras costas más bravas.

Más tu voz silenciosa me dice
que no busque en los sueños más hadas,
que me acerque corriendo a la iglesia
que allí está lo que el cielo me manda.

Un breviario en un banco me espera,
unas manos sujetan sus tapas,
y de pronto comprendo el mensaje
que desprenden las letras doradas.

Hay un cielo bajado a la tierra,
una linda pupila que habla,
un poema trazado en los ojos
de la niña que reza y que calla.

Pero siento el suspiro en su pecho,
y el nordeste que llega y que pasa,
y que roza sus lindos cabellos
y devuelve hasta mi su mirada.

Yo respeto el recinto sagrado
y por eso refreno mis ansias,
de mirar a los ojos divinos
y de ver el amor que desgranan.

Es verdad que ha pasado el nordeste
y la noche en silencio está en calma,
nada altera la paz del momento
y con él las sonrisas sin pausa.

Pero quiero dormir en la noche
y contar los minutos que faltan,
de que vuelva de nuevo el nordeste
y con él ese beso de nácar.

Rafael Sánchez Ortega ©
24/11/11

miércoles, 23 de noviembre de 2011

PRIMERO ES LA LLAMADA DE LA TIERRA...


Primero es la llamada de la tierra
que llama y que reclama sin descanso,
tras ella son las aguas las que gritan
al paso de marinos en sus barcos.

La vida es una eterna paradoja
que pasa muy veloz en nuestros años,
un tiempo que se pierde en la distancia
y un eco del futuro y del pasado.

Vivimos el presente sin saberlo
ajenos a ese fin que está cercano,
y así nos deslizamos por la vida
corriendo cada día el calendario.

De joven el final parece eterno
siguiendo una niñez de color blanco,
hay nubes en el cielo que nos duermen
y aquellas nos atrapan en sus brazos.

También hay mariposas de colores
que dejan el reloj en un letargo,
la vida se detiene al contemplarlas
igual que nuestros labios suspirando.

Entonces no contamos los minutos,
vivimos ese tiempo sin dudarlo,
buscamos a los ojos tan bonitos
que llevan unos rasgos muy castaños.

Buscamos la palabra que nos llegue,
el pecho y el latido desbocado,
el seno que susurra y que desea
el roce tan nervioso de una mano...

...Pero esta sensación se nos esfuma
y el tiempo con los años va pasando,
de pronto descubrimos que ese tiempo
es parte del presente que hoy gozamos.

Y somos tan conscientes de la nada
que el resto que nos queda es un milagro,
vivimos los segundos de las horas
pensando sin saber lo que pensamos.

Pensamos que la vida se nos marcha
que vamos hacia el fin de nuestros pasos,
envueltos en las dudas y la niebla
con miedo y sin valor para enfrentarlo.

El miedo nos aterra y nos asusta
y somos cada día más humanos,
queremos aferrarnos a la vida
y hacernos más eternos en sus brazos.

Por eso contemplamos a la tierra
que grita y que nos llama a cada rato,
lo mismo que los mares de la vida
que quieren ofrecernos su regazo.

Ante esto los poetas nos decimos,
¿qué pinto yo en la vida de este cuadro?,
¿qué extraña marioneta represento
en medio de un destino ya marcado?

...No existen las respuestas a las dudas,
el miedo forma parte de ese canto
el canto de la vida y de la muerte
que llega hasta el cuaderno suplicando.

Rafael Sánchez Ortega ©
23/11/11

martes, 22 de noviembre de 2011

YO TUVE ENTRE MIS MANOS A TUS MANOS...


Yo tuve entre mis manos a tus manos
y pude percibir lo que decían,
me hablaban del trabajo de otros tiempos,
de lumbres y de hogueras renacidas.

Me hablaban de sudores y cansancios,
de espaldas apartando las gavillas,
del polvo y el silencio de la tierra,
del trigo removido por la brisa.

Tus manos me contaban esas cosas
sintiendo en su latir la fantasía,
la magia inexplicable de lo eterno,
del sueño confundido con la vida.

Y entonces yo soñé con tu mirada
y en ella se fundieron mis pupilas,
el pulso de mi sangre fue más lento
por culpa de sentir lo que sentía.

Tus manos prosiguieron el relato
y hablaban con su voz tan calladita,
contaban de aquel día de tormenta,
y el miedo que llegaba muy deprisa.

La tierra retumbaba en su locura,
los rayos atacaban la colina,
la lluvia tan furiosa descargaba
el agua acumulada sin caricias.

Tus manos continuaban describiendo
sin pausa, todo aquello que surgía,
me hablaban de mil sendas ignoradas,
del eco y las palabras repetidas.

Narraban el silencio de las almas,
la oscura soledad de las partidas,
la eterna confusión de los mortales
cubriendo sus cabellos de cenizas.

Tus manos, sin embargo, me dejaron
la tierna sensación de las hormigas,
hablaban sin cesar horas tras horas
contando fantasías infinitas.

Me hablaban sin cesar de los poemas,
de voces susurrando poesías,
de versos que nacían en la noche
tratando de decir lo que sentían.

"...Yo tuve entre mis manos a tus manos
y entonces me arrancaste una sonrisa,
tocaron esas manos a mi pecho
y el mismo confesó que te quería..."

Rafael Sánchez Ortega ©
22/11/11

lunes, 21 de noviembre de 2011

QUIZÁS, AUNQUE YO NIEGUE LO EVIDENTE...


Quizás, aunque yo niegue lo evidente,
acepte de la vida sus desplantes,
la falta de rigor está latente,
en frases y utopías delirantes.

No puedo consentir que lentamente,
me asedien tantas dudas agobiantes,
el alma se me muere, y soy consciente,
carente de respuestas y calmantes.

Yo quiero corazón, seguir amando,
notar cada caricia de la brisa
Yo quiero suplicar a las estrellas
un beso que me den de contrabando.
Y quiero de la vida su sonrisa
que venga hasta mi lado con sus huellas.

Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/11

domingo, 20 de noviembre de 2011

SIN CONTENIDO.


Hoy me encuentro ante ti, mi fiel cuaderno,
y no sé cómo decirte lo que siento,
lo que llevo entrelazado
en este nudo de mi alma,
lo que piensa y lo que grita
mi cabeza y mi costado y no entiende la razón.


...Porque sé que en esta noche no me salen
las palabras y mis fuerzas están justas
sin poder romper el blanco de esta página
y dejar aquí plasmado
el grito ahogado de mi pecho.


Porque el grito que me agobia es
esa eterna sinfonía de protesta
que reclama la justicia de lo eterno,


Las eternas paradojas de la vida
se suceden sin descanso
y con ellas las preguntas sin respuetas,
los silencios prolongados de ese Dios,
en el que creo,
y no sé donde se encuentra.


Es por eso que esta noche le pregunto nuevamente
¿por qué pasan estas cosas?,
¿por què parten de la vida las personas tan sinceras
y sencillas,
las que entregan lo que tienen,
las que donan generosas sus sonrisas,
las que escuchan y aconsejan,
las que ayudan y se acercan, sin decir una palabra,
y nos toman de la mano, nos abrazan en silencio
y nos dan y nos ofrecen el cariño deseado.


¿Por qué llevas a los seres tan queridos?,
los amigos verdaderos,
compañeros de los juegos de la infancia,
familiares tan cercanos que vivían solamente
y gozaban de la vida.


...Yo me digo en esta noche que no es justo todo esto,
que personas ideales nos las lleves y arrebates,
que las cortes de un plumazo su sonrisa de los labios,
que cercenes tantos sueños
y que mueran sus proyectos, marchitados
al saber esta noticia de su viaje.


Sí, mi Dios, en el que creo, estoy muy triste
y tú lo sabes.


Yo no entiendo lo que pasa
ni tampoco sé las prisas de la muerte
por segar estos caminos.


Hace un año me llevaste, de mi lado,
a una amiga ilusionada,
que soñaba firmemente en las estrellas,
que quería pasear por la ribera de su río,
que gozaba con sus hijas y sus nietos,
que tenía entre sus labios la sonrisa
y la palabra de una amiga y una madre.
...Y la arrancaste de la vida cruelmente,
cuando ella deseaba arañar unos segundos
de ese tiempo interminable de su ciclo,
y sumar esos minutos, dando ejemplo, en una lucha
que tenía de antemano ya perdida.


Hoy me anuncian que te llevas a un amigo
de mi lado,,
que su tiempo está contado
y que apenas si le quedan unos meses de viajar
en esta vida.
En septiembre y codo a codo percibimos el otoño
que llegaba lentamente,
y lo hicimos visitando la Montaña Palentina,
bromeando en los paseos,
visitando las iglesias del románico
y absorviendo la fragancia
de la tierra castellana.
Más fue en julio, en otra marcha y caminando,
cuando vino hasta mi lado con su voz y su palabra
para ver qué me pasaba,
cuando tuve el pasaporte de su mano,
que midió mis pulsaciones y me dijo
que parara y descansara,
cuando pude comprobar que era mi amigo
más allá de toda duda,
porque así son los amigos, en su entrega.


...Y ahora lloro tras saber esta noticia,
y no sé cómo plasmarla.
No sé bien lo que ahora escribo,
ni si escribo, tan siquiera, pues me ciegan
unas lágrimas traidoras que no puedo contener.


Y por eso a ti te grito y te pregunto, ¡Oh Dios mio!,
¿por qué pasa todo esto?,
¿por qué llevas de mi lado a los amigos?,
¿por qué siegas de raíz las ilusiones
de los seres que yo quiero?
¿Es acaso que me buscas y me anuncias
tu llegada?


Rafael Sánchez Ortega ©
20/11/11

sábado, 19 de noviembre de 2011

LA PUERTA ESTÁ CERRADA Y TÚ LO SABES...


La puerta está cerrada, y tú lo sabes,
porque ambos lo sabemos y callamos;
callamos a pesar de nuestros miedos
siguiendo en el silencio y caminando.

Tú miras a la puerta con nostalgia,
hay algo que te llama del pasado,
quizás es la madera que te invita,
el bello picaporte y su caballo,

las rejas que cubrían la ventana,
la linda cerradura en su dorado,
más puede que sintieras el recuerdo
de un día y una tarde allí llamando.

Llamaste en esa puerta, ahora cerrada,
y pronto te la abrieron otras manos,
en ellas te fijaste dulcemente
y luego en aquel rostro tan cercano.

Quedaste enmudecido de repente
dejando que te hablaran unos labios,
y aquellos te invitaron, y cruzaste,
el paso de la puerta hasta su cuarto.

Por eso los recuerdos y nostalgia
te vuelven con la puerta al recordarlos;
más sabes que la puerta está cerrada
sin llaves, ni cadenas ni candados.

Quedaron encerrados los poemas
y en ellos sentimientos y relatos,
también tantos minutos de la vida
bebidos de otros labios muy despacio.

Los besos los recuerdo tiernamente,
más quiero esos momentos olvidarlos,
la puerta está cerrada y tú lo sabes
porque ambos decidimos separarnos.

El tiempo se consume lentamente,
ya suenan las campanas al rosario,
y vuelan las alegres golondrinas,
y sigo en mi silencio caminando.

...Camino hacia la nada sin saberlo,
tampoco ya me importa el resultado,
no espero margaritas de la vida
ni rosas que me lleguen de regalo.

La puerta está cerrada y no se abre,
y así debe seguir sin hacer daño,
no importan las nostalgias de otros tiempos
tampoco los recuerdos ya lejanos.

Importa mantener esta distancia
y el débil corazón tenerlo a salvo,
¡por mucho que me tienten las pasiones
y el alma se me rompa en mil pedazos!

Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/11

viernes, 18 de noviembre de 2011

SI MIRO POR LA VENTANA...


Si miro por la ventana
apenas diviso el cielo,
hay nubes negras y oscuras
y un ambiente un tanto feo.

Se anunciaba una tormenta
con chubascos y con vientos,
y al final todo ha quedado
en garúa y aguaceros.

Las gaviotas en la playa
permanecen en sus puestos,
vigilantes y muy firmes,
oteando el universo.

Cerca están los cormoranes
descansando de su vuelo,
y secando su plumaje
tan mojado y siempre negro.

Unas olas juguetonas
llegan prestas de muy lejos,
a dormir sobre la arena
entre espumas y reflejos.

Por el cielo ya se asoma
ese rey de los luceros,
es el sol que da la vida
y calienta nuestros huesos.

Por la calle van los niños
caminando hacia el colegio,
sus mochilas a la espalda
con los libros y cuadernos.

Para ellos la mañana
se presenta como un juego,
en el patio con amigos,
en las clases con maestros.

Unas aulas los acojen
entre muros recubiertos,
de misterio y fantasía
en un mundo que es el de ellos.

Pero afuera sigue el día,
ahora pasa el panadero,
repartiendo levadura
y ese pan triscón y tierno.

Más abajo, por las calles,
suena el claxon del lechero,
y ya bajan las mujeres
a buscar este elemento.

Muy despacio, y más arriba,
va asomando el barrendero,
con su carro y la corneta
recogiendo nuestros restos.

Y esta es una mañana
como tantas del invierno,
con escenas monocordes
ocurridas en mi pueblo.

Yo sé bien que estas imágenes
no le importan al viajero,
porque son insustanciales
y carentes de algo bello.

Pero son parte del alma,
de la vida que yo siento,
la que entra en mi ventana
y en los ojos con que veo.

No me importa si hay lectores
que no aprecian estos versos,
ni tampoco si se aburren
al contarles todo esto.

Es mi pueblo cada día,
son estampas y fragmentos,
de una villa muy pejina
que yo llevo en el recuerdo.

Y la llevo tan metida,
¡tan profunda va en el pecho!,
que no puedo despreciarla
porque soy un Barquereño.,

San Vicente es una Villa
con leyendas y misterios,
La Barquera es la posada
de los barcos en el puerto.

Y al final, junto a las hayas,
La Capilla está en el centro,
y la Virgen en un barco
lleva al Niño y los luceros.

¡Cuántas veces he rezado
una Salve en ese suelo!,
tras las rejas y las velas,
que temblaban con el viento.

Pero hoy, cuando esto escribo,
nada aspiro y nada quiero,
solo el roce del salitre
y la mar con su lamento.

Ese beso de los mares
que invisible roza el pelo,
ese beso de la brisa
que yo busco en el silencio.

"...Si miro por la ventana
sin querer veo un espejo,
y en el mismo mi figura
de hace mucho, ¡mucho tiempo!..."

Rafael Sánchez Ortega ©
18/11/11

jueves, 17 de noviembre de 2011

HAY DOS FUERZAS QUE HABITAN Y CONVIVEN...


Hay dos fuerzas que habitan y conviven
en el fondo profundo de las almas,
y se enfrentan y luchan cada día
por ganar cada una su batalla.

En la pluma invisible del poeta
se reflejan nerviosas las palabras,
ellas sacan del pecho lo que sienten
reflejando en las mismas tantas lágrimas.

Porque el niño sensible, enamorado,
no distingue entre brumas y bonanzas,
para él todo es bello en esta vida,
y hasta escucha el sonar de las campanas.

Su inocencia sublime es manifiesta
y su pecho inocente no descansa,
sigue siendo aquel niño con mil sueños
persiguiendo ideales por las plazas.

Pero ahora se fija en las estrellas,
en las noches oscuras por la playa;
hoy no existen los globos de colores
ni cometas con cintas plateadas.

Ya no existen los árboles dorados
ni el estanque tranquilo con sus aguas,
ni tampoco la fuente cantarina
ni la hermosa ciudad tan encantada.

Sólo siente esas fuerzas allá dentro,
la pelea librada en sus entrañas,
la que surge en su alma sin sentido,
en la lucha perdida en la distancia.

Una busca la vida en el pasado,
en el mundo de nieblas y nostalgias,
aquel bello recuerdo que perdura
como hoguera y rescoldo con su brasa.

Otra fuerza le habla del futuro
y le dice que busque la esperanza,
que persiga su instinto solamente
y se olvide de sombras ya pasadas.

Más los sueños profundos de su pecho,
los guardados celosos en el arca,
permanecen prendidos en la estrella
con un lazo sensible que los ata.

"...Hay dos fuerzas terribles que conviven
y que habitan muy dentro de las almas,
y las dos no se atienen a razones
porque quieren amar y ser amadas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
17/11/11

miércoles, 16 de noviembre de 2011

SENTÍA EL CORAZÓN TAN ANGUSTIADO...


Sentía el corazón tan angustiado
que todo presagiaba una derrota,
perdida con el barro la sonrisa
y en ella la ilusión de la victoria.

Sabía que se hundía en un abismo
por culpa de soñar con tantas cosas,
con frases y palabras prometidas
volando hacia la nada con las hojas.

Sentía ese furor incontenible
llegado hasta la playa por las olas,
sus labios musitaban incoherencias,
hablando como hablan las gaviotas.

Sabía que su tiempo se acababa
vacío y desprovisto de amapolas,
carente de diademas en el cuello,
tampoco en su cabello había rosas.

Sentía el corazón tan destrozado
que el mismo parecía una casona,
con muros renegridos por el tiempo
y hiedra en la fachada, trepadora.

Sabía que tenía que sanarse
huir de caridades y limosnas,
su campo de batalla estaba roto,
vacío y ya sumido entre las sombras.

Sentía ese sabor de la amargura
llegando con la hiel hasta la boca,
tenía tanta rabia contenida
que apenas reparó en la mariposa.

Sabía que la sangre le cegaba
y el alma abandonaba por la borda,
¡el alma de aquel cuerpo enamorado
sangrando por su pecho, gota a gota!

...Pero algo revolvía sus entrañas
sentía y se sabía en la derrota,
la hora de marchar hacia el destino
la hora de asumir su gris deshonra.

Seguir la mariposa con su vuelo
volar en esa diáspora traidora,
sumirse entre las brumas y las nieblas
dormir el sueño amargo con su droga...

"...Sentía el corazón tan angustiado
que el verso arrobador sonaba a broma,
sabía que en la esquina le esperaba
la nada marchitada y venenosa..."

Rafael Sánchez Ortega ©
16/11/11

martes, 15 de noviembre de 2011

YO ESCUCHÉ AQUEL GRITO DESGARRADO...


(Hay que saber perder, y yo he perdido,
como el niño que pierde su paciencia,
porque el hombre es altivo y arrogante
y no escucha la voz de los poemas... R.S.O.)

Yo escuché aquel grito desgarrado
y corrí para ver su procedencia;
era un grito llamando en la distancia
que llegaba hasta el fondo de mis venas.

Pero sólo el revuelo de las sombras
alteraba la paz de las tinieblas,
aunque el eco del grito persistía
y agobiaba la sangre en mi cabeza.

Yo buscaba ese grito en todas partes,
como buscan al viento las veletas,
pero sólo escuchaba aquel lamento
desgarrado y tan lleno de tristeza.

Me senté, estremecido y silencioso
intentando buscar una respuesta
para el grito tan triste y angustiado
en la noche profunda y cenicienta.

No tenía sentido todo aquello
porque a nadie veía en mi presencia,
ni tampoco figuras, que lejanas,
regresaran, de pronto, de la niebla.

Se cerraron mis ojos un momento
y me vi encadenado a las galeras,
con el alma, temblando atormentada,
y remando a la nada con mis fuerzas.

Era un sueño profundo y silencioso
más allá de la vida y mi frontera,
yo buscaba esa luz que precisaba
en la débil rendija de una puerta.

Más los ojos buscados no se hallaron
ni la luz tan precisa que quisiera,
sólo estaban las huellas de mis pasos,
en la arena, anunciando mi presencia.

Me quedaba el guerrero derrotado
y con él aquel niño y el poeta,
no existía en el mundo una palabra
que aliviara la sed de mi existencia.

Y lloré, como lloran los cobardes,
sin saber que el amor estaba cerca,
renunciando a la gloria y el destino
sin pedir una frase de clemencia.

"...Yo escuché aquel grito desgarrado
y corrí, como un niño que despierta,
porque el grito, sonando en la distancia,
es mi grito llamando a las estrellas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/11