sábado, 25 de junio de 2011

ACEPTÉ JUGAR CONTIGO AQUELLA TARDE...


Acepté jugar contigo aquella tarde
y por eso nos citamos en tu casa.
Un tablero y unas piezas separaban
nuestros cuerpos...


Unas fichas con peones de trabajo
que movían paso a paso y con desgana
nuestros dedos,
con caballos, por debajo, que saltaban
y bricaban en cabriolas muy perfectas,
a su lado, cada uno con sus torres
avanzando en línea recta;
dos alfiles acompañan el despliegue
de esta fuerza con su ataque en diagonal,
más el centro de las fichas tiene un nombre
y es el Rey, el alma viva del tablero
y del juego de ajedrez;
el corazón que lo alimenta y lo defiende
es la dama,
ella evita los ataques del contrario
con precisas maniobras y también
el alma y corazón del atacante.


Más nosotros no sabíamos de tácticas
ni enroques,
ni sabíamos de jaques e intercambios
de las pìezas;
queríamos simplemente jugar una partida,
compartir unos minutos,
disfrutar de aquel momento saboreando
la soledad,
la compañía,
el silencio,
los suspiros,
las miradas veladas
y el corazón acelerado
que pedía una respuesta.


Un movimiento preciso,
por el centro de tu ataque,
me comió un peón bloqueando mi apertura.
Sorprendido forcé un jaque con mi alfil
para que desistieras en tu ataque y
protegieras a tu Rey.


Suspiraste y suspiré y de pronto nos miramos.
Sonreímos como niños,
y se hablaron nuestros ojos.
Un tablero nos unía,
unas piezas simulando una batalla,
pero tú no la querías en el fondo
y yo tampoco.


Lo importante era estar juntos,
compartir esos minutos tan sagrados,
respirar el fiel perfume de tu cuerpo,
y sentir esa caricia de tus labios
que en mis sueños he besado tantas veces.


¿Quién ganó aquella partida?...


No lo sé,
ya no recuerdo, más no importa,
sólo guardo aquel momento frente a frente,
la dulzura de tus ojos,
la ternura de tu cuerpo que me hablaba
en sus latidos,
y los sueños de mi alma enamorada.


Era un joven todavía, como tú,
y te amaba locamente y sentía tu cariño cada día,
cada hora, en cada instante...


"...Acepté jugar contigo aquella tarde
aunque sabía que eras tú,
quien ganaría la partida de mi alma
y de mis sueños..."


Rafael Sánchez Ortega ©
25/06/11

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