sábado, 30 de octubre de 2010

LLEVO UN CALOR ARDIENTE EN EL COSTADO

Llevo un calor ardiente en el costado,
es un volcán con fuego retenido,
es la pasión, la sed y hasta el pecado
del caminante infiel descolorido.

Pero el rosal del pecho deshojado,
oculta el corazón con su gemido,
y también el cuaderno rescatado
con la rosa sagrada del olvido.

Es un sueño fugaz, una quimera,
una ilusión por ti siempre soñada
para beber el cáliz de tu vida.

Pero sé bien que el sueño, cuando muera,
silenciará los versos a mi amada
y, quedaré sangrando por la herida.

Rafael Sánchez Ortega ©
30/10/10

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