domingo, 11 de abril de 2010

ARRIBA EN LO MAS ALTO

En lo alto de la cumbre,
busqué asiento,
entre rocas pedruscos
muy bañados por la lluvia,
busqué el abrazo en la distancia
de la brisa inexistente,
busqué el canto de las aves
que no había,
busqué al cielo con su manto
azul celeste,
busqué la bruma y la calima
que subían desde el mar,
busqué la paz, cerré los ojos.

Y allí estaba simplemente
mi persona,
allí estaba mi proyecto
detenido y descansando,
allí estaban tantos sueños
concebidos en la infancia,
allí estaban los recuerdos
del pasado,
allí estaba un corazón un tanto viejo,
recogido sin palabras.

Y de pronto tuve miedo de la vida,
(fue un instante
y tuve miedo del vacío de mi alma,
tuve miedo de las gentes,
de las prisas,
del trabajo,
de los niños que me miran,
de los hombres que me hablan,
de aquel pobre vagabundo
que me pide una limosna).

Quizás fue la fantasía
alimentada por la fiebre,
la que hizo todo eso.

...¡No lo sé!.

Lo que pude comprender
es que el amor estaba cerca
y a mi lado,
en los riscos de los montes
que veía perezosos,
en los campos y praderas
que subían a las brañas,
en los árboles lejanos
que dejaban su figura perfilada,
en canales sinuosas
con las rocas y paredes
que se pierden monte abajo.

...Y el amor, es esa eterna paradoja,
es la chispa que alimenta los sentidos,
es la llama de la estrella vacilante,
es el dulce escalofrío
que producen las mareas,
es la sangre que ahora corre por las venas
y que marcha acelerada,
es el nombre que retienes en tus labios,
es la cara que alimenta tus pupilas,
y es el beso que recuerdas
y que buscas nuevamente...

...Me encontraba tan a gusto en ese sitio
que busqué la compañía del ocaso.

Ya empezaba ese momento del adiós
y despedida,
ese instante tan sublime
en que el día ya se apaga
por la noche que se acerca,
ese instante en que las almas
se recogen con el manto y el abrigo
de los astros,
ese instante en que los miedos se superan
y te enfrentas a la vida con tus sueños
a pesar de los rumores y las críticas,
a pesar de tantas dudas,
a pesar de que estén lejos las caricias
o a pesar de que estén cerca y no las veas...

...¡Me encontraba tan a gusto en aquel alto
que no hubiera descendido hasta la tierra!.

Rafael Sánchez Ortega ©
11/04/10

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