domingo, 30 de octubre de 2016

NO HACE FALTA QUE ME DIGAN...


No hace falta que me digan
que las prisas no son buenas,
porque el tiempo, que es muy sabio,
ya me avisa con sus piernas.

Voy andando lentamente
desde el puente hasta Vederna,
y allí paro, mientras miro,
a la playa y la marea.

Con las olas nada tengo,
solo admiro su belleza;
de la playa, también digo,
que acaricio sus arenas.

Es por eso, que despacio,
al final siempre se llega,
donde el rumbo de tu nave
se desliza con presteza.

Velas largas, trapo al viento,
con los remos en cubierta,
y en la popa los corales
con los cantos de sirenas.

Hay mil formas de expresarse
y dejar que así se duerman,
esos sueños infantiles
que  pululan la cabeza.

Sin embargo son tus pasos
y mis pasos los que rezan,
los que dejan en el suelo
una salve marinera.

Es un algo ya instintivo,
casi casi una respuesta,
la mirada hacia los cielos
y ese rezo a la Barquera.

"...No hace falta que me digan
donde está tu casa y puerta,
yo lo sé y estoy nervioso,
voy despacio y tú me esperas..."

Rafael Sánchez Ortega ©
12/10/16

10 comentarios:

  1. A veces los silencios dicen más que las palabras. Existen cosas vitales que sabemos de antemano, es instinto...
    Bello poema

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  2. Las prisas nunca fueron buenas.
    Serenidad y esperanza en este poema.

    Abrazos.

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  3. Verdades que se van versando sobre el tiempo y el amor...
    Es precioso, Rafael.

    Mil besitos.

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  4. uuuuff que bonito con las olas admirabas su belleza que lindo vale y luego los pasos son los que rezan me encantó muy dulce un beso amigo desde mi brillo de mar

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