sábado, 4 de junio de 2011

UNA RAYA DE TRISTEZA...


Una raya de tristeza me ha separado
el alma.


Un adagio cruel ha convertido en humo
mi esperanza.


He gritado a lo alto y el silencio
ha respondido a mi llamada.


Me siento sola y solitaria, vencida,
en esta tierra calcinada.


Tenía una ilusión, no era un capricho,
y temblando por las tardes lo esperaba.


Más tuvo que cruzarse el pliegue del destino,
y vino hasta la tierra su guadaña.


No sé donde mirar, ni sé dónde atizar,
la huella de este fuego que me abrasa.


Es hora de partir, marchar de nuevo,
quizás hacia el desierto de la nada.


Me tiembla el corazón por causa del dolor,
hay mucha soledad, porque lo amaba.


Amar es compartir la risa con el llanto,
y ambos nos hablamos sin palabras.


¡Adiós mi corazón, no marches lejos,
allí donde tu vas, se va mi alma!


Rafael Sánchez Ortega ©
04/06/11

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