martes, 24 de mayo de 2011

ES CURIOSO...


Es curioso...


No podría dejar de soñar, aunque quisiera,
ni podría dejar de escribir, porque es
mi sangre.


¡Soñar, soñar!...
Exclaman los poetas y los niños,
y también tantos jóvenes amantes.


La vida es un eterno duermevela,
es caminar por bosques encantados
descubriendo su belleza,
es respirar el aire de los montes,
fundirse con la nieve,
dormir entre las aguas cristalinas
de sus lagos,
es caminar por campos y veredas
detrás de viejas huellas del pasado,
es contemplar la alegre golondrina
en el otoño volviendo hacia su casa,
es recordar la ola de la playa,
el flujo y el reflujo de los mares,
el yodo y el salitre de las aguas,
es añorar el beso de una tarde, ya perdido,
los labios que temblaban,
la flor y la sonrisa de los mismos,
la mano que buscaba con premura
a la otra mano,
los nervios impacientes del amante,
el pecho palpitando sin descanso,
la fiebre de unos ojos que te miran,
la voz que se atraganta en la garganta,
los pasos que se escuchan y se miran,
la fuente cantarina de la esquina
donde juegan tantos niños,
el lecho que te espera y que te aguarda,
con sus cuentos de colores y sus nanas,
con la alegre melodía de los ángeles,
con la voz tan armoniosa de los dioses...


Es curioso...


Que los sueños sean esto y muchas cosas
que ahora mismo no recuerdo;
es curioso que hasta el tiempo me reproche
su silencio,
ese olvido involuntario de los años
que de pronto los presenta y los retira
al igual que la resaca en la bahía.


...Pero siento que los sueños son mi sangre,
son mi vida y mi destino,
son aquello que añoraba y deseaba
en el pasado,
son "el sueño" de mis sueños,
la metáfora sin nombre y sin palabras
que da vida a mil momentos,
son el eco que devuelve mis preguntas
y reclama una palabra,,,


Es curioso...


...Y ahora mismo, en que esto escribo,
yo me encuentro suspirando,
retrocedo en el pasado hacia mis sueños,
a ese mundo sin igual que sé que existe,
a la nube que me acoja entre sus brazos,
a la tierra que me cubra con su polvo,
a las flores que me dejan su perfume
y su fragancia,
a los ríos sinuosos que se estiran
sin descanso hacia los mares,
a los hombres que caminan bajo el sol
tan inclemente,
y a las sombras que, tras ellos,
van dejando a sus espaldas...


Es curioso...


...Pero algo ha sucedido y despierto de mis sueños.


¿Eres tú mi bella niña qué has pasado
en la mañana?,
¿eres tú la que has venido hasta mi lado
a leerme este poema?
¿Eres tú ó eres un sueño simplemente...?


Rafael Sánchez Ortega ©
24/05/11

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