sábado, 9 de octubre de 2010

ESPERABA QUE EL TIEMPO SE PASARA

Esperaba que el tiempo se pasara
y con él las tristezas y recuerdos;
caminaba por sendas con su vara,
el cayado de locos y de cuerdos.

¡Cuánto polvo en su cuerpo y en su cara!,
como niebla en la mente de los lerdos;
¡Cuánta uva llevada a la alquitara
para ser degustada en los acuerdos!

...Pero el hombre que espera y que se esconde,
es el niño que busca la blancura
y a la vez el abrazo de su amada.

Sin embargo, no sabe cómo y dónde,
esa espera le lleva a la locura
y a dormir, derrotado, en la alborada.

Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/10

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