sábado, 7 de agosto de 2010

SE MIRA SIEMPRE ATRÁS, A LOS ALCORES

Se mira siempre atrás, a los alcores,
en busca de los robles centenarios,
las sombras de la noche ya se acercan
y vienen con sus brumas a taparlos.

Arriba se quedaron los suspiros,
los sueños tan bonitos y añorados,
las tardes tan distantes y floridas,
los flecos del nordeste y el ocaso.

Quedaron en el bosque los retoños,
el duro escalofrío de los años,
quedaron viejas piedras polvorientas
sumidas en el lodo del collado.

Por tanto solo queda este presente,
el día en que los hombres despertaron,
la casa con su puerta que te llama
el porche que te espera con su abrazo.

Allí te acogerá la noche eterna,
el beso tan ardiente de unos labios,
las manos que acaricien tus cabellos,
los dedos que te rocen sin descanso.

También encontrarás en la cocina,
el plato que te aguarda con su caldo,
la fuente de comida bien repleta
y el vino bien fresquito de regalo.

Hay ojos que se asoman a buscarte
y manos que se acercan a tus manos,
las flores que ahora forman tu familia,
los niños de carrillos colorados.

Un velo de ternura te traspasa,
olvidas el trabajo de los campos,
la tierra calcinada a tus espaldas,
el tiempo bajo el sol, con el arado.

No importa que la vida sea dura,
es vida del labriego y castellano,
es hora de labrar esas semillas,
el trigo, la cebada y el salvado.

...Suspira el campesino nuevamente
pues sabe que el pasado está pasado,
él busca en las entrañas de la tierra
el fruto tan ansiado de sus granos.

"...Se mira siempre atrás, a los alcores,
se vive este presente sin pensarlo,
mirando más allá del horizonte
buscando ese futuro tan lejano..."

Rafael Sánchez Ortega ©
07/08/10

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