sábado, 3 de julio de 2010

SIMPLEMENTE TE MIRO VACILANTE

Simplemente te miro vacilante,
es tu luz la que tiembla y se me escapa,
es tu cuerpo que yace derrotado
y me encuentro impotente ante la nada.

Esas manos antaño laboriosas
ahora quedan colgando de la cama,
ya no tienen la fuerza ni la chispa
y hacia el suelo se inclinan derrotadas.

He buscado en tus ojos hoy cerrados
esa luz y esa chispa que llevaban
y encontré unos párpados cerrados
que ocultaban la vida en tu mirada.

Un silencio rodea tu figura,
mientras miro tu cuerpo entre las sábanas,
sólo rompe el silencio ese murmullo
del oxígenio llegando hasta tu cara.

Una noche muy larga se presenta
y con ella preguntas a mi alma,
ya no sé si mis pasos son correctos
o si algo, en el fondo, se me escapa.

Simplemente quisiera que durmieras,
que tu cuerpo sufrido descansara,
que rozaran tu pelo las caricias
de ese Dios a quien rezas y a quien amas.

Pero sé que la vida se compone
de momentos eternos sin palabras,
de preguntas que llenan los vacíos
sin respuesta a las mismas para darlas.

Me enseñaste a luchar por mi destino
y a buscar en el vida la esperanza,
y por eso a los cielos ahora rezo
por la luz de tu vida que se apaga.

Ya la vela se muestra parpadeante
y un temblor te estremece y sobresalta,
es tu sueño quizás hacia lo eterno
en el cuerpo cansado que descansa.

No quisiera que nada se rompiera,
ni que acabe ese fuego de tu llama,
solo quiero que duermas tiernamente
y que Dios te conduzca a su morada.

Es la vida me dicen tus latidos,
es el cáliz bebido en tus entrañas,
es tu cuerpo que lucha entre las sombras
mientras rezo y te siento más lejana.

Rafael Sánchez Ortega ©
Sierrallana 02/07/10

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